La argumentación del predicador varía según el estado de quien le pregunta

Pregunta 1: ¿Cómo debe reaccionar un ulema ante alguien que le pregunta sobre cuestiones cuya explicación necesita recurrir a la prueba textual, y que no está convencido de esta prueba y pide otra racional, como la Unicidad de la Divinidad o el hecho de que el Corán queda preservado desde su revelación, etc.?


Respuesta 1: La argumentación del predicador varía según el estado de quien le pregunta o discute con él sobre la cuestión. Es probable que este último apruebe los fundamentos de esta cuestión, reconociendo lo que debe observar y practicar de ella, y, por lo tanto, el predicador no debe preocuparse en su argumentación de confirmar estos fundamentos y proporcionar la prueba irrefutable sobre él; porque el reconocimiento del preguntante o el rival le dispensa de argumentarlos, pero debe utilizar estos fundamentos para convencer a su adversario de su punto de vista, con el fin de llevarlo a aprobarlos, creer en ellos y aplicarlos. Por ejemplo, los Profetas -la paz sea con ellos- se apoyaron en el hecho de que los politeístas reconocían la Unicidad de Allah en la Señoría para confirmar la Unicidad de la Divinidad. Allah -Exaltado sea- menciona estos argumentos en varias aleyas del Corán, que son argumentos racionales y textuales al mismo tiempo. De ello también, los argumentos presentados por un musulmán contra otro musulmán de conformidad con la aleya en que Allah -Exaltado sea- dice: Nosotros hemos hecho descender el Recuerdo y somos sus guardianes , sobre el hecho de que Allah preserva tanto el texto del Corán como sus términos de la deformación y modificación, ( Número del tomo 12; Página 229)  manteniéndolo tal como ha sido revelado; para que sea una prueba evidente de Allah sobre sus siervos hasta el Último Día. Esto es un argumento textual que se utiliza como prueba irrefutable contra quien cree que el contenido del Corán sea preservado hasta el momento de la disputa, pero no cree en la continuidad de su preservación en el futuro. Por otra parte, el preguntador podría poner en duda o negar los principios de la cuestión que plantea y pide una evidencia sobre los mismos, de modo que si se prueban los principios de los cuales pregunta, el preguntador dará por buena la cuestión planteada. Así, el argumentador se ve obligado a probar estos principios con argumentos racionales. Un ejemplo de ello, es cuando un hombre desafió a Abraham -la paz sea con él- sobre su Señor; entonces, el Profeta, confirmando la Señoría de Allah, declaró que Él solo es quien da la vida y da la muerte. Mas, el incrédulo intentó desviar la discusión, y pretendió que él también daba la vida y la muerte, refiriéndose a un significado diferente al que aludía Abraham en su argumentación. Entonces, Abraham le ofreció otra señal que prueba la Señoría de Allah, ante la cual el incrédulo no pudo desviar ni confundir a nadie, dijo: Allah trae el sol desde el oriente, tráelo tú desde occidente. Y quedó confundido el que se negaba a creer. Allah no guía a los que son injustos Asimismo, Faraón dijo a su pueblo: ''Yo soy vuestro Señor, el Altísimo'', dijo también: No sé que tengáis otro dios que yo ( Número del tomo 12; Página 230)  y dijo: Haman, constrúyeme una torre para que pueda alcanzar los accesos(36) los accesos a los cielos, y subir hasta el dios de Musa, pues realmente lo tengo por embustero Allah mencionó en algunas aleyas de la sura de Al-Shu‘araʼ (Los Poetas) la discusión que planteó Faraón con Moisés -la paz sea con él- respecto a Su Señor, y el hecho de negar a Moisés tomar otra divinidad fuera de Él. Entonces, Moisés le proporcionó las pruebas irrefutable. Allah -Exaltado sea- dice: Dijo Firaún: ¿Y quién es el Señor de los mundos?(23) Dijo: El Señor de los cielos y de la tierra y de lo que hay entre ambos, si tuvierais certeza(24) Dijo a quienes estaban a su alrededor: ¿Habéis oído?(25) Dijo: Es vuestro Señor y el Señor de vuestros primeros padres(26) Dijo: Verdaderamente vuestro mensajero, el que os ha sido enviado, es un poseso(27) Dijo: El Señor del oriente y del occidente y de lo que hay entre ambos, si comprendierais(28) Dijo: Si tomas otro dios que yo, te dejaré entre los prisioneros Este argumento es racional; prueba la causa por medio de la consecuencia y demuestra la existencia del Creador a través de los milagros del Universo. No cabe la menor duda de que esta sea una prueba racional que demuestra que la Señoría y la Adoración pertenecen únicamente a Allah -Exaltado sea-. Lo mismo ocurre con aquellos que niegan la Profecía, pues hay que ofrecerles como argumentos los milagros y las cosas extraordinarias para demostrar la Profecía; y ésta es la práctica constante de Allah con Sus Mensajeros -la paz sea con ellos-. Pues, los apoya con los milagros que demuestran la veracidad de su Mensaje, y proporcionan la prueba irrefutable sobre sus pueblos. ( Número del tomo 12; Página 231)  En casos como éstos, no es nada eficaz ofrecer argumentos textuales relatando transmisiones puramente informativas, como la aleya en la que Allah -Exaltado sea- dice: Di: Él es Allah, Uno , para confirmar la Unicidad, y la aleya en que dice: Y no te hemos enviado sino como anunciador de buenas noticias y advertidor para todos los hombres Para confirmar el Mensaje. Tampoco es suficiente para el que niega que el Corán se mantenga preservado desde su revelación hasta el Último Día, el argumento incluido en la aleya en que Allah -Exaltado sea- dice: Nosotros hemos hecho descender el Recuerdo y somos sus guardianes Al contrario, intentar probarlo con eso es imposible; debido al encadenamiento ilógico. Lo que sí hay que ofrecer como argumento es la prueba puramente racional, o la prueba textual que conversa con la razón, como las aleyas presentadas como argumentos por Abraham a aquel que le desafió discutiéndole sobre su Señor, y las aleyas utilizadas por Moisés contra Faraón, además de otras muchas aleyas coránicas utilizadas como pruebas para confirmar la resurrección en el Último Día. Sin embargo, para probar que el Corán se mantiene preservado hasta nuestros días, se ha de utilizar como argumento su transmisión por hombres fidedignos de generación en generación sin interrupciones (Tawatur), y que es un milagro eterno hasta el Último Día. Y eso se aclara de la manera siguiente: ( Número del tomo 12; Página 232)  La prueba de que está protegido desde su revelación y que ha sido transmitido de grupo en grupo (Mutawatir) es cierta e indudable; porque el Mensajero de Allah -la paz y las bendiciones de Allah sean con él- tenía escribas que le escribían la revelación, entre otro textos. Cuando una sura o una o varias aleyas se le revelaban al Mensajero, las dictaba a uno de estos escribas, y ellos las escribían sobre lo que tenían disponible de palmas, piedras finas, huesos, etc. Éste fue el método seguido hasta que Allah complementó Su religión y completó Su gracia a la Ummah (Nación Islámica). Sin embargo, el Profeta leía en la oración y en otros momentos lo que se le revelaba; de modo que los demás pudieran aprender, comprender y estudiar. Asimismo, Gabriel descendía al Profeta -la paz y las bendiciones sean con ambos- en el mes de Ramadán para que estudiaran el Corán juntos; algo que continuó hasta la muerte del Profeta. A esto añadimos su infalibilidad en la transmisión y legislación. Los Compañeros del Mensajero de Allah solían leer y estudiar juntos el Corán revelado; de modo que al llegar a finalizar la recitación y el estudio de unas ciertas suras o aleyas, ya las habían aprendido de memoria, comprendido y puestas en práctica. Así, fueron capaces de juntar con el aprendizaje, el conocimiento y la práctica. Esto es bien sabido por aquellos que han leído las obras de la Sunna y la Biografía del Profeta, saben los hadices y narraciones existentes en ellos, conoce los detalles de la vida del Profeta y la de sus Compañeros, y saben hasta qué punto éstos se interesaban por preservar la religión en general, y el Corán en particular. Algunos Compañeros fueron conocidos por su aprendizaje de memoria del Corán, entre ellos destacan: Abu Bakr Al-Siddiq, ‘Umar ibn Al-Jattab, ‘Uthman ibn ‘Affan, ‘Ali ibn Abu Talib, Ubay ibn Ka‘b, Mu'adh ibn Gabal, Sa‘id ibn Al-‘As, ‘Abd Al-Rahman ibn Al-Harith ibn Hisham, ( Número del tomo 12; Página 233)  Zayd ibn Thabit, ‘Abdullah ibn Mas‘ud, ‘Abdullah ibn ‘Umar, ‘Abdullah ibn ‘Abbas, ‘Abdullah ibn Al-Zubayr, y Abu Zayd Al-Ansari -que Allah esté complacido con ellos-. En el día de la batalla de Al-Yamamah (durante el Califato de Abu Bakr), murieron muchos recitadores del Corán del ejército de los musulmanes; debido a su gran entusiasmo por el combate, ya que se animaban unos a otros diciendo: ''Oh gente del Corán'' para conmocionarles, provocar su celo por el Islam, incitarles al combate y, por tanto, hacer triunfar la religión de Allah. A raíz de esto, los Compañeros -que Allah esté complacido con ellos- decidieron recopilar el Corán, a través de las hojas en que estaba escrito y lo que fue aprendido de memoria por aquellos que eran dignos de confianza. Así, el Corán fue perfectamente recopilado y guardado en casa del primer Califa, Abu Bakr, hasta su muerte. Luego, en casa de ‘Umar, durante el período de su Califato, hasta su muerte. Luego, en casa de su hija, la madre de los creyentes Hafsa -que Allah esté complacido con ella-. Por otro lado, es bien sabido que el Corán ha sido revelado en siete letras, es decir, siete dialectos árabes diferentes, y que cada grupo de los Compañeros lo recitaba según una de las siete letras. Cuando ‘Uthman -que Allah esté complacido con él- asumió el Califato, se le propuso recopilar el Corán en una sola letra de las siete reveladas, por temor de que los musulmanes se confundieran. Así pues, ‘Uthman ordenó recopilarlo, y escribirlo en una sola letra a través de los recitadores dignos de confianza. Fue comparado, luego, con las hojas que estaban en casa de Hafsa, ( Número del tomo 12; Página 234)  y se comprobó que las dos copias eran idénticas. Se hicieron varias copias del Libro y fueron enviadas a las capitales de los Emiratos islámicos, tras leerlas ante ‘Uthman y los otros Compañeros y aprobarlas por éstos. La versión original fue guardada en Medina. Estas copias se convirtieron en la única referencia para los Compañeros, lo que confirma tajantemente que lo recopilado era lo ciertamente revelado al Mensajero de Allah. Los musulmanes siguen adoptando tales versiones hasta nuestros días, transmitiéndolas de una generación a otra, por escrito y por memorización. El número de quienes escribieron y memorizaron el Libro en cada generación, sobrepasó lo exigido para conseguir "Al-Tawatur", lo que demuestra que es imposible tener duda en que la versión que tenemos hoy en día es la recopilada por Abu Bakr Al-Siddiq, en primer lugar, y ‘Uthman, en segundo lugar. Este argumento indica una certeza absoluta tan como las numerosas informaciones que nos llegan de las ciudades famosas y demuestran, por tanto, su existencia. Si los Compañeros no hubieran acordado de forma unánime que lo recopilado en el Libro durante el Califato de Abu Bakr y, más tarde, en el de ‘Uthman ( Número del tomo 12; Página 235)  era indudablemente el mismo Corán revelado al Profeta, no habría habido otra alternativa para llegar a esta certeza sino las cosas tangibles. Si las informaciones sobre la memorización del Corán en los pechos de los recitadores musulmanes y sobre escribirlo con perfección y precisión en todas las generaciones no fueran una prueba cierta, no habría habido informaciones que indican la certeza. Si un hombre en nuestra época en que desminuyó el interés de los musulmanes por la religión quiere recopilar el Corán de quienes lo recitan y lo memorizan sin acudir a lo que fue escrito, impreso o grabado en cintas, lo tendría disponible y muy fácil. Entonces, qué se puede decir de las épocas islámicas prósperas donde los musulmanes se interesaban muchísimo por los principios y ramas de la religión a fin de conseguir progreso en todos sus aspectos y entornos. La realidad es la prueba más grande y el testigo más fiel de que los textos del Corán quedan preservados desde su revelación hasta nuestros días. ( Número del tomo 12; Página 236)  En cuanto a probar que el Corán es preservado siendo un milagro eterno hasta el Último Día; su contenido milagroso, que prueba la Profecía del Mensajero de Allah en el momento de su revelación, sigue presente e intacto. Pues, el Corán sigue hasta este momento desafiando a todo el mundo que produzca un libro similar, tanto en la elocuencia, la perfección lingüística, el estilo tan poderoso, como en las leyes legislativas y la capacidad de desarrollar y elevar a las naciones, con sus clases y condiciones diferentes, en cualquier momento y en todo lugar. El desafío abarca también las historias verdaderas relatadas sobre las naciones precedentes y las noticias ofrecidas sobre las cosas ocultas, tanto en el pasado como en el futuro. Nadie pudo producir un libro semejante hasta nuestros días, a pesar de todo este tiempo que nos separa de su revelación -que se estima en más de trece siglos-, los numerosos adversarios del Islam y los musulmanes, los engaños y astucias empleados contra éstos, los esfuerzos derrochados para destruir esta religión, y el progreso científico y cultural. Allah insiste en preservar Su religión, poner Su palabra por encima de todo y decretar que el Corán y la Sunna auténtica quedarán eternos; para que así los hombres no tengan ningún argumento frente a Él. ¡Que Allah nos conceda el éxito! ¡Que Allah bendiga a nuestro profeta Muhammad, su Familia y sus Compañeros!


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